METODOLOGÍA BÁSICA
Léxico
*Movilidad articular: capacidad para desplazar un segmento o parte del cuerpo dentro de un arco de recorrido lo más amplio posible manteniendo la integridad de las estructuras anatómicas implicadas.
*Flexibilidad: capacidad de un cuerpo para ser deformado sin que por ello sufra un deterioro o daño estructural. Dicha propiedad se atribuye a las articulaciones.
*Elasticidad: capacidad de un cuerpo para recuperar su forma o posición original una vez cesa la fuerza externa que lo deformó. Esta cualidad se atribuye a los músculos y en mucha menor medida a los tendones.
El entrenamiento de
la movilidad articular puede estructurarse como un contenido más
dentro de la sesión de entrenamiento. Los estiramientos no deben
realizarse dentro del calentamiento, pero sí durante el entrenamiento
y sobre todo al finalizar el mismo. En cada caso, el objetivo será
distinto y en consecuencia, la intensidad deberá adaptarse a fin
de optimizar los efectos positivos del estiramiento. Por otro lado, también
pueden destinarse sesiones específicas al entrenamiento de la elasticidad
con el objeto de incrementar la movilidad articular.
Estiramientos en la sesión de entrenamiento
Durante
el calentamiento
No deben realizarse
dentro del calentamiento.
Durante
el entrenamiento
El objetivo es frenar,
en lo posible, la pérdida de elasticidad que se produce como consecuencia
del entrenamiento y que obedece fundamentalmente a un progresivo aumento
del tono muscular por la activación de un número creciente
de fibras musculares que son requeridas para hacer frente al esfuerzo de
alta intensidad. La intensidad debe ser menor al principio y mayor al final
del ejercicio, pero no se deben realizar estiramientos forzados, porque
podrían provocar daños estructurales en las miofibrillas
y una pérdida de eficacia contráctil.
Después
de la sesión de entrenamiento
El objetivo es favorecer
la relajación de los músculos entrenados (disminuir el tono
muscular) y mejorar el riego sanguíneo, facilitando así su
recuperación. La intensidad será media y en ningún
caso deberemos llegar hasta el punto de sentir dolor.
Estiramientos
en sesiones específicas
El desarrollo de la
elasticidad muscular es un proceso lento, ya que merced a la estimulación
del reflejo miotático (acto reflejo), el músculo se resiste
activamente al estiramiento. La magnitud de la contracción que se
opone al estiramiento es proporcional a la magnitud del mismo. Conviene
saber que un estiramiento rápido e intenso favorece la deformación
elástica, recuperable, del tejido. Ello puede convenir a un saltador
o a un lanzador para obtener un impulso más potente durante la ejecución
del gesto técnico, pero no es recomendable para mejorar la elasticidad.
Para ello es mejor aplicar una fuerza débil y de larga duración
que intensificará la deformación elástica.
Consideraciones
Por otro lado, la
aplicación de una fuerza elevada tiene un grado mayor de riesgo
de provocar una posible ruptura del tejido. La temperatura tiene una influencia
importante sobre el comportamiento mecánico del tejido conjuntivo
bajo una carga de tensión. Mientras se eleva la temperatura del
tejido, disminuye la rigidez y se incrementa la extensibilidad. Ello está
relacionado con el aumento progresivo de las propiedades de fluidez viscosa
del colágeno cuando es calentado, lo cual aumenta su tolerancia
al estiramiento y reduce la posibilidad de sufrir lesiones estructurales.
Debemos añadir, al respecto, que a la luz de las informaciones que poseemos, constituye un error plantear calentamientos sobre la base de los estiramientos, ya que éstos por sí solos no elevan la temperatura corporal lo suficiente para hacer frente a demandas físicas elevadas. Así mismo, como ya se ha dicho, estirar un músculo frío puede dañarlo seriamente. Otro dato interesante es el hecho de que un músculo que ha sido estirado, previo calentamiento, y que se deja enfriar mientras se mantiene la fuerza tensora de estiramiento, mantiene un grado significativo de deformación elástica en comparación con la retirada de la fuerza tensora, mientras su temperatura es elevada. Evidentemente, el enfriamiento del tejido antes de la liberación de la tensión permite a la microestructura colágena reestabilizarse más en relación con su nueva longitud estirada.
Por todo ello, para
entrenar la elasticidad muscular deben descartarse los métodos que
se basan en estiramientos bruscos realizados mediante movimientos balísticos
o rebotes y máxime si el músculo está frío.
Metodología aplicada
Cómo
estirar
A continuación,
vamos a efectuar un repaso de los métodos más utilizados
para mejorar la elasticidad muscular y concluiremos recomendando aquellos
que han demostrado la mejor relación eficacia-riesgo.
Método
pasivo estático
El estiramiento se
realiza mediante la asistencia de un compañero que moviliza el segmento
interesado hasta alcanzar el tope articular. El sujeto pasivo no ejerce
ningún tipo de fuerza, lo que permite una casi total relajación,
condición indispensable para conseguir un buen estiramiento.
Una vez alcanzado el máximo estiramiento, se mantiene la posición
durante unos segundos y a continuación se regresa a la posición
de partida. La única dificultad en la aplicación de este
método surge de la necesidad de contar con un compañero experto
que conozca los músculos y la técnica correcta del estiramiento.
A partir de aquí, la comunicación entre sujeto pasivo
y sujeto activo debe ser constante a fin y efecto de sacar el máximo
partido de la técnica y no causar ningún daño muscular
o tendinoso durante su desarrollo.
Método
pasivo dinámico
El estiramiento es
efectuado por un compañero pero, en este caso, el segmento no permanece
inmóvil, sino que alcanza la posición final mediante sucesivos
movimientos de corto recorrido (rebotes) o movimientos de carácter
balístico. Como ya se ha dicho
este método es poco recomendable y debe aplicarse sólo en
los casos que el técnico lo indique.
Método
activo estático
En este caso es la
acción muscular del ejecutante la que efectúa el estiramiento
pudiéndose valer, si es necesario, de algún medio material
de asistencia (picas, bancos, espalderas, etc.). Como en el primer método,
se
mantiene la posición de máximo estiramiento durante unos
segundos y a continuación se procede a retirar la tensión.
Es el más utilizado por cuanto no precisa de la asistencia de ningún
compañero y goza, prácticamente, de las mismas ventajas que
cualquier método estático.
Método
activo dinámico
El estiramiento
se produce mediante sucesivos movimientos de carácter balístico
o mediante rebotes merced a la acción del ejecutante. Son bastante
comunes en la práctica deportiva, sobre todo en aquellos deportes
con un componente de velocidad y que además, requieren gran movilidad
articular (deportes de combate, gimnasia artística, etc.). Llegados
a este punto conviene saber que una buena movilidad articular puede no
manifestarse plenamente en un movimiento por debilidad de los músculos
agonistas responsables del gesto. Dicho con un ejemplo, un sujeto puede
ser capaz de elevar una pierna hasta tocar el pecho apoyándola en
una pared (forma pasiva), pero ser incapaz de elevarla con la acción
de los músculos flexores de la cadera (forma activa). En este caso,
la práctica de ejercicios de fuerza y potencia que busquen acercarse
al máximo a los topes articulares, estará justificada con
el objeto de alcanzar el perfeccionamiento en determinadas técnicas.
Ahora bien, debe quedar claro que la práctica de dichos ejercicios no tiene por objeto mejorar la elasticidad muscular, sino expresar todo el potencial elástico alcanzado previamente con métodos estáticos.
Método
resistido
Conocido como F.N.P.
(facilitación neuromuscular propioceptiva) es una variante del
método pasivo estático y consiste en alcanzar el punto
de máximo de estiramiento mediante la asistencia de un compañero
que mantiene la posición durante unos 10 segundos, al término
de los cuales el sujeto pasivo ejerce una tensión muscular de tipo
isométrico por espacio de tres o cinco segundos. Inmediatamente
se procede a relajar el músculo y se aprovecha la caída de
tensión para forzar un poco más el estiramiento hasta un
nuevo punto de resistencia por espacio de otros 10 segundos. Esta operación
se repite dos o tres veces. Otra variante del método consiste en
contraer los músculos opuestos (agonistas) a los que se están
estirando (antagonistas). Esta acción facilita la relajación
a través del reflejo de inhibición recíproca. Así,
cuando las motoneuronas del músculo agonista reciben impulsos excitadores,
las motoneuronas que activan los antagonistas son inhibidas (por ejemplo,
si se contraen los cuádriceps, deben relajarse los isquiotibiales).
A pesar de las aparentes ventajas detalladas anteriormente, conviene saber que generar tensión en un músculo que está siendo forzado en estiramiento entraña mayores riesgos de sufrir lesiones en el tejido blando y es más doloroso, lo cual puede disminuir la predisposición del sujeto a ser estirado. También se sabe que un músculo que es contraído previamente a un estiramiento tan sólo se relaja momentáneamente y a continuación genera una contracción sostenida que dificulta la elongación.
Principios
del método estático
Una vez detallados
los métodos de trabajo parece evidente que el más seguro
y eficaz para mejorar la elasticidad muscular es el estático, en
especial si se realiza de forma pasiva. Por ello vamos a detallar una
serie de principios destinados a optimizar el entrenamiento de la elasticidad
basándonos en el mencionado método.
1. Antes de proceder al estiramiento de los músculos hay que someter a éstos a un calentamiento de tipo general mediante alguna actividad cardiovascular y a un calentamiento específico mediante ejercicios analíticos de intensidad moderada. No es conveniente estirar un músculo hasta límites extremos cuando ha sido sometido a esfuerzos de carácter intenso ya que su capacidad de elongación estará seriamente reducida.
2. Dedicar unos minutos a relajarse física y mentalmente pero sin llegar al enfriamiento. No olvidemos que el músculo se halla más dispuesto para ser elongado cuando tiene la temperatura sobreelevada y está relajado.
3. Comenzar con un estiramiento suave o "fácil", sostenido por espacio de unos 20 a 30 segundos y relajar por un espacio de tiempo que puede oscilar entre 10 y 15 segundos.
4. Después de efectuar uno o dos estiramientos suaves, pasar al estiramiento forzado pero sin llegar al punto de dolor, ya que esta sensación puede desencadenar el reflejo de contracción involuntaria e impedir la necesaria relajación. Mantener la posición de 20 a 30 segundos y proceder a relajar por un espacio de tiempo de 15 a 20 segundos.
5. El número de estiramientos por músculo puede oscilar entre cuatro y cinco pero será el propio ejecutante quien decida el número adecuado a sus necesidades.
6. En el caso de que se integren como medio, en el proceso de calentamiento, los estiramientos se limitarán a los músculos directamente implicados en el posterior entrenamiento (motores primarios y secundarios, éstos en menor medida) y se realizarán, siempre, con posterioridad al calentamiento general y una vez hayamos efectuado algunas series del ejercicio base que utilicemos en el calentamiento específico .
7. En caso de que se realicen con posterioridad al entrenamiento, tendremos presente que el músculo está fatigado y poco dispuesto a ser elongado. El estiramiento se efectuará de forma suave con la intención de reducir la rigidez muscular y favorecer el riego sanguíneo, favoreciendo así, la recuperación posterior al esfuerzo.
8. Mantener un ritmo respiratorio suave y constante, evitando en todo momento, contener la respiración (bloqueo respiratorio) ya que ello desencadena la posibilidad del fenómeno Valsalva que eleva la presión sanguínea sistólica y tiene implicaciones negativas obvias para las personas hipertensas. El fenómeno Valsalva es definido como un esfuerzo espiratorio contra una glotis cerrada y puede ocurrir durante la ejecución de un esfuerzo de resistencia pesada o isométrico, caso del estiramiento realizado mediante la técnica de F.N.P. Este proceso comienza con una inspiración profunda seguida por el cierre de la glotis y la contracción de los músculos abdominales. Consiguientemente, existe un aumento de las presiones intratorácica e intraabdominal que provoca la disminución del flujo de sangre venosa hacia el corazón. Esto se traduce en una disminución del retorno venoso que origina una reducción del rendimiento cardíaco seguida de un descenso momentáneo de la presión sanguínea y un aumento del ritmo cardíaco. Entonces, cuando se produce la espiración, tiene lugar un aumento de la presión sanguínea y un flujo rápido de sangre venosa hacia el corazón con la subsiguiente contracción cardíaca enérgica. Las personas con antecedentes de enfermedad arterial coronaria corren el riesgo de sufrir un derrame cerebral y las que sufren presión sanguínea alta corren el riesgo de isquemia aguda.